En esta edición nos enfocamos en la supervivencia y nos hemos dado cuenta de la generación tan fuerte que somos. A pesar de todas las adversidades que hemos vivido, hoy estamos aquí, listxs para enfrentar lo que se venga. 

 

Cuando hablamos de sobrellevar la adversidad no podemos dejar a un lado uno de los temas con mayor peso en estos últimos años. Sin embargo, esto no será un artículo para dar nuestra opinión sobre el tema o un intento de deconstrucción, porque no necesitamos es una lección más de cómo deberíamos comportarnos o pensar. 

Quisimos aprovechar este espacio para dar las gracias a todas las feministas, a todas las guerreras que nos han traído hasta aquí, hasta el punto en el que sentimos la necesidad de escribir y liberar este nudo de orgullo que nos abraza. 

 

Han sido años durísimos, todas estamos agotadas y aturdidas, pero no por eso debemos de dejar atrás todo el progreso que se ha logrado. Hoy somos miles que entendemos la injusticia que estamos viviendo y el nivel de represión que nuestras madres, abuelas y antepasadas sufrieron. Hemos logrado deconstruirnos hasta el punto del hartazgo y algunos días desearíamos volver a la ignorancia; pero esta sensación es compartida y se transmite de mano a mano en esta enorme ola morada. Nos arrastra, pero cada que una se nos une, nos hacemos más fuertes. Recordamos nuestro poder, nuestra capacidad como individuas y como colectivo.

 

Hoy entendemos que lo que se sentía mal, está mal y que nuestras voces son tan ruidosas como las del resto. Nos quitaron tanto que acabaron quitándonos el miedo. 

 

Lo que empezó como un grupo de mujeres “Rebeldes”, unas “brujas”, hoy es un ejército indomable que ni las barreras de hierro, ni el gas pimienta, ni la prensa amarillista lograrán detener. Donde nuestra creatividad y poder han salido a relucir, por que estar viva no debería ser un logro.

Tenemos aliados que están dispuestos a enfrentar esta revolución y están dispuestos a  destruir ese ego terriblemente machista que tienen dentro. Hoy hay organizaciones que nos ponen los megáfonos para que nuestro rugir llegue cada vez más lejos. Mujeres que día con día se exponen al riesgo dispuestas a morir hoy para que mañana nosotras vivamos,  no sobrevivamos. Hoy las voces de nuestras antepasadas están presentes, sin limitaciones, sin manipular sus acciones y sabemos todo lo que hicieron por nosotras y no dejaremos de luchar a favor de nuestra causa. 

 

Hemos perdido múltiples guerreras que se incrustan a nuestras armaduras y nos hacen más fuertes e indestructibles. Las redes sociales evolucionan a contenido que nos hace reflexionar, crecer, dialogar y las creadoras de este contenido se enfrentan a la opresión aferrándose a nuestra causa. Al igual que al resto de las mujeres en posiciones de poder, que a pesar de tener que enfrentar la misoginia, hoy son un ejemplo para las más pequeñas y no podemos olvidarnos tampoco de las mujeres que nos recuerdan que esta batalla es Inter seccional y que si es por una, es por todas. 

 

No nos olvidemos de las artistas que se han tomado el tiempo de traducir nuestro sentir y convertirlo en arte. Himnos, imágenes, libros y una ovación a las empresas que han sido un peldaño a la expresión de las mujeres y el mensaje feminista con respeto y con representaciones reales, humanas e imperfectas, por que así es como somos, perfectamente imperfectas. Basta de romantizar a la mujer. 

Gracias a las personas que están dispuestas a dialogar y cuestionar su privilegio, a todas las que hoy educan para ser guerreras y no princesas, a las que escuchan y acompañan a sus hijas víctimas del machismo. 

 

Gracias a las que denunciaron a pesar del miedo, las abrazamos con fuerza y bajo la promesa de que lucharemos para que esto no le pase a nadie más. 

 

No podría estar más agradecida por estos lentes morados que hoy forman parte de mi anatomía, que me hacen entender mi fuerza, mi poder y lo capaz que soy. 

 

Cuando pienso en supervivientes, pienso en nosotras en lo que ya vivimos, lo que estamos viviendo y lo está por vivirse. Levanto mi puño en alto y me digo a mi misma la revolución será feminista o no será.